¿Te has preguntado alguna vez porque hay pequeñas cosas especiales en la vida que nos hacen sentir bien? Muchas veces coinciden con un olor, otras con una mirada, otras veces es el abrazo de una persona, todas ellas nos aportan serenidad, tranquilidad y nos hacen sentir confortables. Es la calidez que desprenden la que nos permite tener esa explosión de sentimientos. En esta obra, la calidez viene de forma inesperada al contemplar las luces de los coches que regresan a casa. En medio de un paisaje frio sentimos cierto calor y mucha paz. Los colores contribuyen a ello. El azul relaciona lo frio y nos aporta esa tranquilidad y las luces de los coches enciende en nosotros esa llama que nos da calor. Sin dudas, es una obra misteriosa y especial que nos hará evocar recuerdos. Pertenece a la serie de “Urbanos nocturnos” que engloban sobre todo pinturas que retratan la noche y cuentan la relación con su entorno y sus gentes. La noche saca esos deseos y sueños que durante el día duermen